Fue una noche de sábado del primer par de meses del año. Nos encontrábamos Dante, Toño y yo en casa del primero tomando esa bebida preparada con uvas cosechadas en el mismísimo Infierno llamada Napoleón.
Dante venía llegando de una comida familiar o un desmadre así, por lo que ya traía algo de alcohol en la sangre. No sé cómo fue pero comenzamos a hablar de los rines de su carro:
Dante: a huevo puto, sí me dan $7,000 por mis rines.
Toño con cara de incredulidad: por… los cuatro.
Dante: ni madres, estás pendejo, por cada uno.
Toño soltando una carcajada burlona: ahhhh, no mames, jajajaja.
Dante: ¡¿qué?!
Mulder: no mames pinche Chango (no es albur, así le decimos).
Dante: ¿tú qué puto? Tú ni sabes de carros.
Mulder: hasta yo sé que esos rines no valen tanta lana.
Dante: a ver pendejos, ¿saben qué marca son?
Toño: son los de agencia, ¿no? Con los que venía.
Dante: simón puto, pero a ver, ¿qué marca son? ¿No saben? Putitos.
Mulder: a ver pendejo, ya dinos.
Dante con cara de estar revelando el secreto de la vida: son (pausa dramática) BBS.
Toño y yo nos volteamos a ver con cara de incredulidad y risa contenida.
Toño: ¿Backstreet Boys?
Toño y yo casi nos tiramos al piso a cagarnos de la risa mientras Dante nomás nos tiraba de pendejos. Sí, Backstreet Boys es algo así como BSB, pero con tal de echar mierda pasas por alto esos detalles. Dante nomás se encabronaba más y más.
Dante: a ver pendejos, ni saben donde está la marca.
Mulder agachándose para ver el rin y señalando con el dedo: ¿aquí?
Dante medio emputado ya: eh… sí, ahí.
Mulder: bueeeeeeno, que te los paguen bien, compa.
Dante: chinguen a su madre, además, ustedes ni saben, estos rines son calientes.
Mulder agachándose y acercando el dedo temerosamente al rin para luego retirarlo bruscamente y saltar hacia atrás: ahhhh no mames, quemaaaaa, sí son calientes.
Toño cagado de risa de nuevo: jaja, no mames, jajaja.
Dante: miren pendejos, ya no voy a alegar con ustedes, ustedes no saben.
Mulder: pérate, pérate güey, no te recargues ahí, te vas a quemar con tus rines, ¿no ves que son calientes?
Toño: jajajaja, pinche chango, ahora sí te la mamaste.
Dante: ya pendejos, ya.
Mulder pensando “ahorita que está pedo me lo chingo”: orale pendejo, vamos a apostar, tú dices que cuesta $7,000 cada uno, yo digo que no te dan ni $21,000 por los cuatro.
Dante: orale pendejo, va, ¿qué quieres perder?
Mulder: una patona de Torres.
Toño: a huevo, apuesten y cuando la paguen me invitan.
Dante: orale puto, va.
Toño: pero pónganle fecha güeyes.
Mulder: orale pinche Chango, pon la fecha que quieras, así de seguro estoy que no los vendes.
Dante: ehhhh…. dame…
Toño: pero tampoco te vayas a mamar con que un año.
Dante: bueno, dame hasta el 15 de agosto.
Mulder extendiendo el brazo: cámara.
Dante estrechándome la mano (todo buen hombre sabe que una apuesta se cierra con un beso, digo, un apretón de manos): ya está puto.
Y así, pasaron los meses y el primero en reconocer que se la había mamado fue Dante, pero como todo buen hombre estaba dispuesto a pagar la apuesta. Luego, hace poco más de dos semanas suena mi celular, era él:
-Que pedo puto, vamos a ver a Polo Polo.
Sí, nos llevamos con él y somos amigos… ¿pues qué más iba a ser cabrones? Vino a dar un show a la hermosa urbe queretana. Aquí cabe mencionar que nunca antes ninguno de nosotros lo había visto a pesar de ser de sus más grandes fans. Y también hay que decir que en la tele Polo Polo ya se ve bastante viejo y acabado, por lo que pensé que esta podría ser mi última oportunidad de verlo antes de que cuelgue los tenis.
Sólo había un problema: entre el dinero que dono a la UNICEF, las comidas en los restaurantes más fancy de Querétaro, las mensualidades de mi Porschneon Plata también conocido como el Transmulder y los múltiples viajes de placer que realizo, no tenía mucha lana. Sin embargo mi mente maquino en chinga (así maquina mi mente) una idea brillante:
No tienes varo para el boleto, pero este cabrón te debe. Alcohol siempre hay en las pedas, es mejor perderse un pomo de Torres que a Polo Polo. Dile que se la catafixias.
-Pues mira güey, sí tengo lana (nunca digan que no tienen, hay que cuidar la imagen), pero estoy ahorrando, si tú me lo disparas, va.
-No mames güey, ni que fueras mi vieja.
-Te lo catafixio por el pomo de Torres que me vas a deber en una semana.
-Cámara, yo compro los boletos.
-Ora.
Y así llegó el día, faltaban tres horas para el evento cuando recibo una llamada, era Dante:
-Sabes qué cabrón, no voy a poder ir, pero ahí están los boletos, úsalos.
-Bueeeeeno.
Y así, todavía en la chamba comenzó mi urgencia de ver quién iba conmigo. Ir solo no estaría chido. Publiqué por msn e hice llamadas y el afortunado fue el buen amigo bloguero
Buenaschambas.