3 de Diciembre de 2002

Fue el último día en que mi estatus era “con novia”.

Así es, son genios, saben restar, llevo cinco años y casi seis meses ininterrumpidos de soltería. Un período de tiempo bastante más grande de lo normal para alguien de mi edad.

-Increíble que no tengas novia

Maldita. Me pusiste a pensar.

-¿Por qué no tienes novia, Jorge?

Carajo, dime Mulder (la explicación de esto requeriría otro post) y deja de hacerme pensar. Ok, aquí vamos. ¿Por qué no tengo novia? Me gusta creer que se debe a la combinación de muchísimos factores.

Empecemos, soy sumamente exigente. Sí, ya sé, ni que estuviera tan guapo. He tenido siete novias en mi vida, para algunos serán muchas, para otros pocas, me vale madres realmente. Mi punto aquí es que la etapa en que andabas con una vieja simplemente porque te parecía físicamente atractiva y te caía más o menos bien ya pasó. Ahora ya sé lo que quiero, sé exactamente qué es lo que quiero y no estoy dispuesto a gastar mi tiempo ni el de otra persona.

Podría andar con una chava más o menos guapa, que me cae más o menos bien y ser más o menos feliz. No quiero eso, no quiero vivir como más de la mitad de la gente que termina emparejándose con otra persona por cualquier motivo excepto el correcto. No tengo miedo a estar solo, me caigo de huevos, disfruto mi soltería, soy bien pinche vago, me pongo pedo, tengo hartos amigos, me besuqueo a alguna ingrata de vez en cuando, no le veo el problema a mi vida en estos momentos, tener novia sería un plus, no algo obligatorio ni que falte.

Me dio risa hoy en la mañana al ver que en el capítulo de esta semana de Reaper (sí lo vieron también, ¿verdad?) un cabrón cargaba en su cartera una lista con todas las cualidades que busca en una mujer. No, yo no cargo una lista así en la cartera, la traigo en la mente que es peor. Obviamente en esa lista hay cosas que uno está dispuesto a sacrificar, pero hay cosas que no. ¿Qué hay en esa lista? Misterio para ustedes.

Me gusta culpar a Marybel de los primeros tres años y medio de mi soltería, de hecho cuando alguien me lo pregunta la respuesta es más o menos así:

“ehmmm… pues me costó mucho tiempo dar closure a una relación, unos tres años y medio, y el año y medio restante pues he salido con algunas ingratas que o no han querido o no han resultado ser la indicada.”

Pero sé muy bien que esto es una mentira. Una bonita manera de restarle importancia a esos tres años y medio que en realidad sí utilicé para salir con varias mujeres y que por alguna razón no cuajaron.

Me ha tocado de todo:

A Lucero por ejemplo, apenas y le hablé, nunca pude convertirme en más que “el güey de sistemas que a veces me saluda y me encuentro en todos lados”, luego se embarazó.

Con la primera Mariana salí durante algún tiempo, me llegó a soltar la joya: “de verdad que no hay algo que no me guste de ti, pero no estoy lista”. Todavía no logro razonar esa frase y la verdad es que ya no importa, fue hace más de tres años y ahora es una de mis mejores amigas… todavía me la debe.

Con la segunda Mariana hubo algo raro, fue un inicio explosivo y después todo se apagó. A veces estaba de buenas y me celebraba y complementaba cada broma, otras ante el menor comentario saltaba a la defensa de lo que yo había parodiado. Terminó mandándome al diablo porque un día dije: “me gusta más el fútbol que las viejas”, obvio era broma.

Ana y Noemí, tan diferentes entre sí, en todo (incluida la edad, ja). Las dos iban por ahí diciendo que eran mis novias, ja. No me gusta jugar con la gente, por eso trato de aclarar las cosas desde el principio… creo que aquí no fui muy claro. Tuve que serlo cuando me enteré.

Alma salía con otro cabrón al mismo tiempo que conmigo. Decidió quedarse con él.

Con “Kraken” jamás tuve el valor de decirle lo que pasaba. Esperé y esperé hasta que las cosas se enfriaron por sí solas.

J me encanta y es la única mujer en Qro. con la que si tuviera la oportunidad de comenzar una relación en este instante la tomaría. Aunque somos muy buenos amigos no nos frecuentamos mucho, tiene novio y como seis años con él. Una de las relaciones más sanas y chingonas que he visto, ni siquiera tengo el valor para intentar sacarla de ahí.

Con Liliana M. fui yo el que dio un paso a un lado. Me mandó indirectas y directas varias veces, no quise tomar esa oportunidad porque ya estaba saliendo con alguien en ese momento. Finalmente Liliana regresó con su exnovio y yo a veces me pregunto si mi decisión fue la correcta. Brevario cultural: que buena peda agarramos anoche.

Gabucha pues… la distancia nos mató, era imposible establecer una relación en esas condiciones y es una pena porque es una de las mujeres más interesantes que me he topado.

Gaby me estuvo mandando señales mezcladas (les encanta, cabronas) y luego me salió con un churro que aún no comprendo y no pretendo intentar hacerlo.

Con Myriam parece que nunca hubo intención de formalizar por parte de ninguno de los dos. Un buen arreglo no hablado sin duda.

Hay una mujer con la que me gustaría intentarlo, sin embargo no vive en esta ciudad, y como ya dije: la distancia mata relaciones. Esa distancia se acortará, ya veremos que pasa. Hola mensa.

Otro problema que tengo es que cuando empiezo a salir con alguien la coloco en un pedestal. Empiezo a exagerar las virtudes y a omitir los defectos. Creo una imagen inmaculada de ella y entonces comienzo a sentir presión. Dada mi última experiencia puedo decir que ya quedó superado, pero veremos.

Quizá en mi lugar muchos se pondrían a dudar de sí mismos. No es el caso. Sé que tengo cierta habilidad para romper el hielo de manera inmediata y hacer que las mujeres se sientan cómodas conmigo. El problema es que una vez estando ahí soy un niño perdido. Me cuesta horrores mostrar hacia donde van mis –negras- intenciones, eso ha provocado que más de una ocasión termine convirtiéndome en el tan temido por nosotros los hombres: amigo. Carajo, ya tengo amigas, muchas, y si estás guapa y eres poca madre seguramente no te voy a querer de amiga así que no me vengas a ofrecer tu amistad porque me vas a poner en una posición bastante incómoda. He trabajado también en este punto y definitivamente he mejorado, las oportunidades de probarlo no son muchas.

A veces me pregunto si cuando tenga… muchos años y esté casado no voltearé hacia atrás y diré: que idiota, desperdicié tanto tiempo. Lo dudo, soy un cabrón que rarísima vez se arrepiente de lo que decide, y mis razones me parecen bastante válidas. Después de todo, simplemente no he tenido novia, lo cual no significa que viva en celibato.

Pero bueno, cinco años y medio ya es tiempo, ¿no? ¿Quién dijo yo?






Ahhh sí, saludos a sus mamases, díganles por favor que al rato paso a darles su regarrote.