¿Quién entiende a las pinches viejas? pt.1

Las mujeres son complicadas, digan lo que digan son complicadas. Hay algunas concientes que lo reconocen, hay otras que se hacen las locas (naaaaaaaaaaa) y dicen que nosotros somos los idiotas. Afortunadamente yo soy un hombre de ciencia, por eso, a través de la experiencia propia les demuestro en dos relatos que las viejas, sí, lo que todos sabíamos, están locas locas.


Uno que Se Acuerda de Una

Cierto día, se encontraban juntas dos amigas, acompañadas por el resto de sus comadrotas, es decir, teníamos un rebaño de viejas. Esta dos féminas sobresalían del resto por una simple razón: sus teléfonos celulares acababan de sonar, ambas habían recibido un mensaje casi al mismo tiempo. La vieja número 1 era la enamorada de... digámosle... un Luis Miguelito cualquiera; la vieja número 2 era la enamorada de Mulder. Ambas exclamaron con un poco de entusiasmo y sorpresa que los respectivos mensajes eran de sus enamorados.

Pinches metichesCuriosas como son las pinches viejas, alguna otra integrante del rebaño vino con la genial idea de que ambas leyeran su mensaje en voz alta, para que todas se enteraran de lo que les decían sus respectivos Romeos. Por azares del destino, vieja número 1 tomó la palabra y comenzó a leer su mensaje frente a todas:

“Mi vida hermosa, te extraño demasiado, que ansias tengo de verte, ya quiero que sea de noche para estar contigo y abrazarte y tenerte cerca de mi corazón”.

Ahhhhhhhhhhhhh –fue lo que exclamaron todas al mismo tiempo mientras vieja número 1 sonreía feliz y las demás soñaban con algún día recibir un mensaje así de su “Príncipe Azul”.

Te toca a ti, te toca a ti – exclamó seguramente la misma pinche vieja chismosa integrante del rebaño, refiriéndose hacia vieja número 2.

Ésta, de inmediato tomó su teléfono, presionó la tecla que tenía activada la opción de leer y... leyó:

“¿Por qué los gallegos ponen sus computadoras junto a los hornos?... pues para que no se les congele la pantalla, MENSA”.

Cri, cri, cri –fue todo lo que se pudo escuchar durante unos... 40 segundos, todas se miraban entre sí pero nadie sabía que decir.

Sí te quiere – dijo alguna de manera tímida y tratando de romper el momento incómodo, por supuesto, no lo logró.

Así es que, encabronada y ofendida, vieja número 2, guardó su rencor hasta su próximo encuentro con Mulder (cuyo único pecado fue acordarse de ella)...