12 mayo 2006

Día de la madre, hay que rezar

A mi abuela y a mis tías maternas sólo las veo algo así como 5 veces al año, lo cual es poco considerando que viven a diez minutos caminando de mi casa. El miércoles pasado fue una de esas ocasiones (la primera en año nuevo, la segunda me las encontré por casualidad en un centro comercial, así que ésta fue la tercera). Mis tías son desmadrozas cuando están todas juntas, no puedo decir que me aburro con ellas, simplemente hay aspectos que me son difíciles de tolerar, aspectos que algunas de ellas manejan a la perfección y sin saberlo si quiera.

Estoy casi seguro que algunas de ellas (llamémoslas tía O y tía B) tienen la firme creencia de que yo sigo siendo un bebé, o debido a algún fuerte defecto visual (no hereditario) mis brazos son invisibles para ellas.

-Mira Jorge, aquí hay ensalada, te voy a servir tantita.
-No tía gracias, yo me la sirvo al rato.
-Ay ándale, mira, ahí te va.
-No tía, en serio, me sirvo al rato.
-Come que te hace bien, es nutritiva, ándale.
-Gracias tía, no, yo me sirvo al rato, cuando me acabe el arroz y el pollo.
-Lo que pasa es que no quieres comer ensalada, ¿verdad?, ¿pero por qué?, si es tan rica.
-Pero si te estoy diciendo que sí voy a comer, solo que al rato.

Son tan, tan amables que hostigan, que digo hostigan, aturden, enloquecen y encabronan. Chingao, ni mi madre me trata de esa manera. A los 5 minutos de la escena anterior, y mientras todavía no me he terminado el pollo.

-Ándale Jorge, come ensalada.
Aquí levanto la mirada lentamente, respiro hondo y digo: “Tía, no me he acabado el pollo, hace rato dije que cuando me lo acabe” y culmino con un lento pero sonoro “graaaaacias” que en realidad significa más bien: “déjame de joder, quiero comer en paz”.

Afortunadamente soy un cabrón muy hipócrita y con bastante control sobre sí mismo, de no ser así, mis señoras tías en su vida volverían a dirigirme la palabra después de escuchar todo lo que tengo que decir ante su tan cautivante deseo de atender a los demás y su chingada insistencia a que me trague todo lo que cocinaron, que para colmo sí lo voy a hacer (decir que no a la comida es pecado, lo dice la Biblia), simplemente las formas de comer son diferentes. Veamos, si a cualquier persona de mi familia materna le sirven un plato con arroz, pollo y ensalada, comienza a pincharle al pollo, mientras coge un trozo de ensalada y retaca el tenedor (el espacio que queda en él) con arroz, y así van comiendo, todo a la vez. Yo por el contrario, primero me como todo el arroz, luego todo el pollo y para terminar toda la ensalada, y si me sirven todo en orden en vez de las tres cosas juntas mejor. Ahí radica un punto que crea cierto conflicto, pues como yo no como de la misma manera que ellas (pero no son lo suficientemente perspicaces para notarlo), dan por sentado que ya no voy a comer.

Ok, ya basta de chilletas de la comida, sueno como una nena quejándome porque me atienden bonito (y eso que no les he platicado de cuando me quieren poner a bailar a la de a huevo). Mejor quejémonos de la gran venda que tienen frente a los ojos.

Por ejemplo, esta última ocasión, mi mamá les platicaba que el hijo de unos amigos de mis papas (que también es mi amigo –chiste local-) se cayó en su carro de un puente, terminando en el pavimento llantas arriba, inconsciente, sin más daños que un raspón y afortunadamente frente a un hospital. Entonces tía O viene con su atinadísimo comentario:

-Ves, y luego dicen que las oraciones de las mamás no sirven, se ve que su mamá si le reza mucho a diosito.

Pffffft, no me toques los huevos, me tranquilizo, pero la gama de comentarios que se me ocurren es tan amplia que seguro me saldrá una hernia por habérmelos aguantado. Entonces la plática sigue:

Tía P (esta si me cae a todísima madre) comenta que en cierta avenida de la ciudad hubo un accidente donde ocho chavos viajaban en camioneta y después de estamparla y volcarla, sólo uno falleció. Aquí ya no aguanto más, volteo a ver mi tía O y le digo:

-Es que su mamá no rezaba, ¿verdad tía?

Creo que no entendió el sarcasmo, creo que nadie más me escuchó, pero ahhhh, que liberador fue hacer eso. Y sí, sé que muchos deben estar pensando irónicamente “ay Mulder, que malote eres”, bueno, Dios es algo sagrado (¿?) para mis tías, en especial para O, me sorprende que no me haya cacheteado, pero como digo, creo que ni entendió.

En otra ocasión, mi hermano y yo hacíamos rezongar a mi primo de 4 años diciéndole: “eres niña, eres niña”. Desafortunadamente mi tía B nos escuchó y de inmediato fue a regañarnos:

Tía B: Van a ver cabrones, no le digan así.
Mulder: uyyy tía, que grosera. Estamos jugando.
Changos: sí, ni su mamá se enoja, ¿por qué tú sí?
Tía B: ya dije que no le digan así, lo van a traumar.
Mulder: ahhh no maaa…. ¿tú que sabes tía?, he jugado así con muchos niños y nunca nadie se ha traumado, ¿a ti te decían así de chiquita?, ¿eres niña, eres niña?
Changos: uyyy pobrecito, ¡¡un psicólogo por favor!!

Afortunadamente se fue, bastante molesta y hablando pestes de nosotros pero se fue y pudimos seguir diciéndole niña a mi primo.

Simplemente no entiendo esa necedad de ser tan políticamente correcto, y tragarse el opio que nos da la iglesia (perdón, era con mayúscula: la Iglesia). En otras palabras, no me gusta reunirme con mi familia materna, bueno, más específicamente con mis tías maternas, me desesperan, me crispan los nervios y sé que terminaré tragando algo de bilis. Ahora sólo me faltan dos reuniones este año, por suerte no se me ocurre alguna fecha importante para que sea la próxima, con suerte y un ganchito toca hasta Navidad o Año nuevo.

A mi familia paterna la veo menos, una vez al año es el promedio, dos es mucho, viven en Aguascalientes todos. Ahí tengo puros tíos que son bien pedos, bien alivianados, bien ateos y bien léperos los cabrones. Y si me llego a aburrir, tienen libros de a madres, no como acá que puras Vanidades y chingaderas por el estilo (bueno, lo admito, si me llego a aburrir me dedico a ver las viejas que salen en estas revistas y quizá por error lea mi horóscopo y uno que otro artículo).

Ahhh que puto. En fin. Mucha queja por hoy, me voy a ver algo de violencia en la televisión para recargar mis niveles de testosterona, a esta hora pasan, un programa definitivamente hecho para hombres: Gilmore Girls.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

MULDER SE LA COME!!!!

Anónimo dijo...

eso mismo me pasa , pero con la familia de mi papa, porque no tragas el arroz? acabate el mole? y la tia que cree que dios (uuuyy es "D" no? ) hace todo por nosotros jajaja. Lo bueno que los pistos tambien viven por aqui

Rey profeta dijo...

Creo que así son las tías, y pa´ colmo las mias son además seniles.

Eso si nunca falta que cuando llegas a casa te pregunten que si ya llegaste.

Ga dijo...

Me dio la gana de volver...

vergudo-82 dijo...

pero al final te la comiste, no? la ensalada

suedo dijo...

Mi familia paterna es algo asi como en la que se inspiraron para hacer la pelicula Casarse esta en Griego..

La familia materna es otro cantar, todos son lindos pero a veces creo que se4 pasan de lindos..

saludos!

suedo dijo...

Ulises.. es que mulder siempre se la come :P

Sawebo dijo...

oye we, he escuchado que mucha gente dice que quienes leen los horoscopos de las revistas tienen tendencias gays, shialez...

Sivoli dijo...

No hay nada como una tía que te agarra los cachetes, te los exprime y te dice "Aaaayyyy pero si mi sobrino está bieeen chuulooo!!!"

Ing. Cardioide dijo...

Yo por eso a la familia de mi papa la deje de ver hace un chingo de tiempo... ya pasado el año. Ademas de que mi tia y mi prima son tan.... hmmmm...

*** Buscando palabra

Ah ya... pendejas.

Saludos!

Jaime Paz dijo...

jajajaja no manches Girlmore Girls? jajaja La mamá (Lauren Graham) está super mami no manches...

Anónimo dijo...

testosterona tu? estrogenos querras decir

el muder come vergas!!!!

Anónimo dijo...

jajajajaaja gilmore girls... de lo mejor, jajajjajaja.. Esa ya ni yo!! y creeme ke me enkantan ese tipo de programas cursilientos para niñas =)