Cosas que a los hombres nos gustan (y las mujeres no pueden entender por qué)

Seamos honestos, por mucho que nos guste pasar el tiempo con una persona del sexo opuesto, hay actividades que sólo podemos realizar en la compañía de seres de nuestro mismo sexo. Los hombres somos poca madre cuando se trata de grupo, nada de banditas como las mujeres ni puñaladas por la espalda, si hay bronca unos madrazos y listo, al cabo de 5 tequilas ya serán amigos.

¿A qué se debe que las mujeres encuentren aburridas o de mal gusto algunas de las cosas que tanto nos gusta realizar?, pues yo diría que básicamente a eso, a que son mujeres (¡¡reventada mi teoría ehhh!!). ¿A qué tipo de cosas me refiero?, veamos.


Concursos de escupitajos

Es más hombre el que logra llegar el gargajo más lejos y punto. Y es bien divertido escupir. Hay casos de cabrones que han logrado pasar los 12 metros de distancia, algo completamente admirable y digno de reconocimiento. Mujeres: ¿cuál de ustedes puede escupir sin mancharse la blusa?. ¿Por qué nos parece tan divertido?, los hombres traemos muy arraigado el sentido de la competencia, nos gusta incrementar nuestro ego demostrando que somos mejores que otros en cualquier actividad, por ridícula que parezca. Si a esto agregamos el hecho de que escupir es políticamente incorrecto, y que se necesita un poco de práctica para depurar la técnica, obtenemos algo que debería ser deporte olímpico. Punto.


Alardear a cerca del tamaño de nuestros penes

En realidad esto lo hacemos sólo porque es divertido y se necesita un poco de ingenio para terminar con el argumento ganador. Todos los hombres sabemos el tamaño de nuestro pene, y si llegamos a ponernos demasiado sinceros (y pedos) podemos llegar a comentarlo entre nosotros, no como parte de algo gay, sino maduro (ey). Al menos los mexicanos traemos eso como parte de nuestra cultura, es más hombre el que lo tiene más grande, y aunque en la actualidad existe un debate a cerca de eso (donde todos los sexólogos aseguran que: “el tamaño no importa”), el rollo que traigan los especialistas nos vale madres, es divertido decir antes de ir al baño:

-Oye güey, ayúdame ¿no?, es que el doctor me dijo que no podía cargar cosas pesadas.

ó

-Oye güey, ¿me la sacudes?
-Sí te la voy a sacudir, pero en el hocico, pendejo.


Ver el fútbol (o deportes en general) durante todo el domingo mientras se toma cerveza

Hay algunos inadaptados que no gustan de este deporte. Pero gran parte de los hombres soñamos con encontrar una mujer con la que se pueda hablar de fútbol o ver un partido completo sin que sea un esfuerzo para ella. No hay nada peor que una mujer fingiendo estar emocionada mientras ve un juego, esos falsos: “¡Tira, tira!”, “¡ahhhhhh, casi!”, “uy, mejor se la hubiera pasado al de atrás para que ese se quitara un defensa y luego fintara y se la regresara y ese mandara un centro y llegara el del otro lado a meterla con la cabeza” … ¿algo más, experta?. Si hacen el sacrificio de ver un juego de fútbol por su galán, y no saben, mejor no hablen, por favor. ¿Por qué nos gusta ver deportes?, porque vemos muchas cosas que no podemos hacer pero nos gustaría (o porque las deportistas está muy atractivas en esos diminutos uniformes que dejan poco a la imaginación). Identificarse con un equipo deja volver de nuevo al debate donde se es mejor que el otro, por el simple hecho de que tu escuadra venció a la suya. Además, en el deporte hay mucho de arte, ¿alguna vez han visto una chilena?, ¿no se han levantado al ver una clavada?, ¿no disfrutan los golpes de fantasía que realizan algunos tenistas en situaciones extremas?.


Jugar videojuegos

Hay muy pocas mujeres que disfrutan de esto. Simplemente no pueden entender cómo es posible que pasemos cuatro horas seguidas (o más) frente a la tele picando “botoncitos”. Cuando jugamos no somos nosotros, nos convertimos en un güey bien mamado que le parte la madre a otros del mismo calibre, en un piloto espacial experto que defiende a su planeta de una invasión, en Rafa Márquez o Andrei Shevchenko, en una reportera que tiene que desenmascarar una conspiración de su gobierno y en muchas, muchas cosas más. De nuevo, aquí hacemos cosas que no podemos hacer en la vida real. Un poco confuso, pero es bien chingón.


Alburear

Al menos los mexicanos tenemos una habilidad increíble para encontrar significados donde no los hay. Ganarle a alburear a otro güey es lo mismo que vencerlo en algún deporte o cualquier otra cosa que te incremente el ego. Incluso si estamos sólo con una amiga, la más inocente, y ella suelta una frase que se puede interpretar de otra manera, lo hacemos. Quizá nos riamos en voz alta, o sólo para nuestros adentros, pero igual lo hacemos. Así que tengan mucho cuidado cuando dicen palabras como: chile, plátano, papaya, leche, arroz, anillo, medalla, rosas… (la lista es interminable).


Leer Comics

Aquí tengo que hacer un enorme reconocimiento a Rox, sabe más de comics que muchos hombres. Leer historietas gráficas (tebeos los llaman en España me parece) es como leer un libro, sólo que interesante y con dibujitos. Es como ver caricaturas pero diferente, o no se como explicarlo, existe todo un mundo de superhéroes que no caen en el típico cliché de vencer al villano cada número, existen los denominados “antihéroes” que son personas con poderes pero que no saben porque los tienen ni que hacer con ellos y a veces hacen cosas buenas o cosas malas, tenemos también a los héroes regulares pero con problemas de la vida cotidiana, y tenemos comics sin héroes. ¿Ehhh?, ¿cómo les quedó el ojo mujeres?, no todos son lo mismo.


Hablar de sexo el 98.5% del tiempo

Aquí realmente no es que las mujeres no nos entiendan, es que son hipócritas. La verdad es que piensan tanto en eso como nosotros. Simplemente la sociedad dicta que ellas no deben de manifestarlo tanto de manera pública. Las mujeres que vencen este tabú (hay algunas bloggeras que lo han hecho) se ganan el respeto, admiración y deseos sexuales de muchos de nosotros. Sí, tal vez algunas pequen de inocentes y realmente no piensen tanto en sexo. Son vírgenes.

Habrá continuación de éste post, por el momento aquí le dejo.