La misma historia de siempre

Se besaron alguna vez con unas copas de más, aunque esto fue sólo el pretexto, pues los dos querían hacerlo desde hacia tiempo atrás. Después, ese mismo día las cosas subieron de tono, no llegaron muy lejos, pero tampoco fue algo “de secundaria”.

La siguiente ocasión que se encontraron ella lo llamó:

Ella: Ven, quiero hablar contigo.
Él: y vamos con aquella, sí, aquella conversación. Ok.
Ella (lo mira y agacha la mirada antes de hablar): es que… la otra vez… me la pase muy bien.
Él (sonríe mientras la mira): sí, yo también.
Ella (con la cabeza agachada todavía): sí…
Él:…
Ella:…
Él: ok, si no lo hago yo, esto tomará años. ¿Qué es lo que esperas de esta “relación”?
Ella (levanta la mirada al comenzar a hablar, pero la vuelve hacia abajo de inmediato): pues…no se, ¿qué esperas tú?
Él: mira, me la pase muy bien, pero si lo que esperas es que me enamore de ti, eso no va a pasar.
Ella (levanta la mirada y por fin la mantiene así): sí, sí, yo se, pero podemos tener… algo no tan serio, ¿no?
Él (sonríe de nuevo): ok, me parece perfecto.

Ocurren una serie de acontecimientos con no mucho compromiso pero sí algo de entrega, diversión y quizá hasta acompañamiento en diversos eventos.

Es más o menos común que los vean juntos, por eso cuando llegan a él los rumores de que son novios solo se ríe mientras desmiente la información. Pero eventualmente llegará una conversación más o menos así:

Ella: Hola.
Él: Hola.
Ella: Te compré una paleta, pero se me olvido en mi otra chamarra.
Él: síiiii, eso me dicen todas.
Ella (mientras lo suelta y se aleja para verlo a la cara): ¿qué todas?
Él: pues todas.
Ella (abre la boca y los ojos en expresión de franca sorpresa): no me digas que hay otras.
Él: jajaja, no, no hay otras.
Ella (lo interrumpe mientras lo vuelve a abrazar): ahhh bueno, porque ya me han puesto el cuerno y se siente muy feo.
Él (mientras abre la boca y los ojos en expresión de franquísima sorpresa y se aleja de ella –casi empujándola- para verla a los ojos): ¡¡¿QUÉ?!!, ¿poner el cuerno?, ¿cómo te podría poner el cuerno si no somos nada?
Ella (mientras abre la boca y…. –ya se lo saben-): ¡¡¡¿AHHHH no somos nada?!!!
Él: pues no, en eso quedamos, ¿o qué?, ¿si andabas diciendo que éramos novios?
Ella: pues yo sí diría que éramos novios, pero ya veo que no.
Él: pues no, quedamos en que tendríamos una “relación” no tan seria.
Ella: pues sí, pero yo creí que seríamos unos novios no tan serios.
Él: ¿novios no tan serios?, pero si eso no existe, yo sólo conozco un tipo de noviazgo y es muy serio.
Ella: por eso quería hablar contigo, te portas todo indiferente cuando te mando mensajes, te da igual si me ves o no.
Él: no es que me de… sí, la verdad sí.
Ella:…
Él: y perdón por ser así de sincero, directo o culero, como lo quieras llamar, pero prefiero decir las cosas así, sin rodeos.
Ella: no, es mejor, ya sabía que estabas enamorado de alguien más.
Él: así es, por eso no puedo ofrecerte enamorarme de ti.
Ella: ¿y por qué no andas con ella?
Él: porque no se puede.
Ella: tú la podrías tener.
Él: no por diversos factores que tú no conoces.
Ella: y… ¿entonces?, ¿qué somos?
Él: pues amigos.
Ella: pero es que yo no me llevo así con mis amigos.
Él: pues yo tampoco me llevo así con todas mis amigas.
Ella: ahhhhh.
Él: a ver, ¿entonces qué es lo que esperas de esto?
Ella: pues no se, puedo lidiar con eso, pero no quiero que si estamos en algún lugar y nos ve un conocido tuyo me sueltes.
Él: no lo voy a hacer, no me avergüenzo de esto.
Ella: ¿y si nos viera ella?
Él: tampoco te soltaría, ella ya sabe que salgo contigo, y yo se lo dije, somos muy buenos amigos.
Ella: ok, pero entonces… ¿cada cuánto nos vamos a ver?
Él: tú sabes que tengo mis amigos y me gusta salir con ellos, no te digo que voy a sacrificar todos mis fines de semana para verte, pero eventualmente algunos.
Ella: ¡¡¿QUÉ?!!, ¿ni siquiera cada fin de semana?
Él: no, sería demasiado serio.
Ella: no pues creo que esto así no va a funcionar.
Él: pues si lo que tú buscas y lo que yo busco no coincide ahí la dejamos, ni modo.
Ella: no, no tienes que ser tan drástico, yo creo que más bien esto se trata de negociar.
Él (mientras sonríe sarcásticamente): ¿negociar?, ¿pero por qué?, eso es para los noviazgos, nosotros no tenemos porque negociar nada, simplemente tú buscas algo y yo busco algo, si no somos lo que el otro necesita pues ni modo.
Ella: pero es que no se…
Él: pues piénsalo, yo ya me voy.
Ella (mientras hace una clara mueca de que se siente ofendida): ¿qué?, ahhh no, ¿así como así?
Él: pues sí, ¿qué quieres?, esta conversación no va a ningún lado, así que me voy.
Ella: pues mínimo antes dame un beso.
[Se besan, sí, con lengua y lo demás]
Ella: bueno, acepto tus términos pero no te puedo prometer que por mucho tiempo.

Esta última frase era innecesaria, pues él jamás volverá a buscarla.