Todas las Fiestas de Mañana

¿Acaso no todos los blogueros regulares somos escritores frustrados o con la ilusión de algún día dar un paso más?

No Mulder, la respuesta es no.

Existen blogueros que escriben por puro placer, o que ya han dado ese paso mucho tiempo atrás. Un claro ejemplo de estos últimos es Miguel Cane, periodista desde los 21 años (o antes), colaborador de Milenio y diversas revistas de cine (el cual es una de sus grandes pasiones). Incluso ha entrevistado a artistas de la talla de Nicole Kidman, George Clooney, Christian Bale, Robert Rodríguez, Julian Moore, Johny Depp, Eva Longoria de Mulder, Roman Polanski, Jennifer Connelly, Colin Farrell, Jodie Foster, Keanu Reeves, Denzel Washington, etcéeeeeeeeeetera, etcéeeeeeeetera, etcéeeeeeetera.

Ahora Miguel Cane cumple uno de sus sueños, publicar su primer novela: Todas las Fiestas de Mañana. No tengo mucho tiempo de conocerlos a él o a su blog, pero lo que he encontrado y leído me agrada, por eso pregunté dónde podía encontrar su libro. Él solamente respondió con un amable: “dame tu dirección”.

El pasado jueves 26, al regresar del trabajo me encontré con un paquete en la mesa del comedor a mi nombre. No recibo paquetes muy a menudo, así que de inmediato supe de qué se trataba. Y yo, como soy muy amable, y muy agradecido (muy agradecido, muy agradecido, muy agradecido) lo menos que puedo hacer es corresponder ese favor emitiendo mi crítica sincera del libro.

Todas las Fiestas de Mañana

No lo digo yo, lo dicen los que saben, y coincido, en Todas las Fiestas de Mañana nos topamos con una narrativa difícil de encontrar en un debutante, si es que se le puede llamar debutante a alguien que tiene más de diez años escribiendo en los medios.

Esta novela tiene la extraña cualidad de atrapar a los lectores desde la primera página. ¿Qué? ¿No me creen? Corran al Gandhi más cercano, o quizá a un Samborn’s, lean la página 15 y la 16 (en 50 segundos -si son lentos como niño de kinder- lo hacen) y díganme si no quieren saber qué pasó.

Sí, coincido con ustedes, ese bien podría ser el inicio de una película, y es que, en esta obra podemos ver reflejados tantos aspectos de la vida de Miguel Cane que uno puede llegar a perderse y no saber donde termina la realidad y empieza la fantasía. Si su lectura de comprensión no les falla, deben recordar que mencioné que Cane es gran aficionado al cine, de ahí se explica uno que la manera como está estructurada la novela sea tan parecida a la de una obra del séptimo arte.

En Todas las Fiestas de Mañana se nos habla de Luciano (Lucifer), protagonista y personaje más vulnerable de toda la obra, Alejandro, el sujeto que todos quisieran ser (menos yo que ya lo soy), y dos señoritas de fantasía que uno no puede dejar de crear en la imaginación sin comenzar a salivar: la dependiente pero dominante Isabelle, y la rebelde pero elegante Estefanía.

La historia se construye a través de diferentes episodios que se van presentando solamente en fiestas, con un (des)orden cronológico que lejos de marear resulta interesante y a la vez crea expectativa a lo largo de la obra. Te pone a pensar un poco en todas aquellas historias paralelas, nacientes o concluyentes que han tenido un episodio más en cada una de las celebraciones a las que has asistido con antelación.

En cuanto al contenido nos encontraremos con un libro plagado de emociones humanas, reflexiones del tamaño de una vida y conversaciones llenas de un constante intercambio de puntos de vista en ese juego de ir y venir que representa el tratar de convencer al otro de que la está cagando. Sí, dije cagando.

Mi Todas las Fiestas de Mañana junto con su otra obra publicada que es una colección de sus entrevistas a los personajes que mencioné allá arriba y muchos más.

No es por echarle flores a Miguel Cane, pero Luciano Reed es sin duda uno de los personajes más humanos, más tridimensionales que me he topado en una novela mexicana en los últimos tiempos. Isabelle llega a ser enternecedora por momentos, pero cuidado porque es una mujer con las garras bien afiladas a pesar de todo, sin duda me recordó a muchas señoritas que conozco por ahí. Su carácter, su manera de desenvolverse, la situación en que termina este personaje me pareció tan real que le tengo que preguntar al buen Cane de que conocida suya se copió este personaje.

Si bien, el único pero que le pongo a esta novela, es que, a pesar de la excelente crónica que se nos presenta, y el maravilloso manejo que intercala momentos de suspenso con las más profundas reflexiones para llevarnos a un giro inesperado hacia el final, yo sentí que en un punto, poco después de la mitad del libro, la balanza se inclinó mucho por las divagaciones de los personajes y se nos mantiene apartados de aquella otra (que en realidad es la misma) trama que nos atrapó al inicio. Aunque, apenas comienza a presentarse esta situación (o al menos en mi caso), todo llega a una conclusión adelantada de la trama inicial que nos golpea en la cara antes de que la esperáramos.

El arco concluyente del libro me pareció magistral, con la destrucción (¿o liberación? -no, no dije muerte, no les estoy contando nada-) de uno de sus personajes y los fuertes cambios (con los temores que estos acarrean) sufridos por los demás.

No cabe duda que durante, o después de una fiesta, todo puede pasar. Sin embargo, o por eso, es que uno no quiere dejar de maravillarse y asistir a Todas las Fiestas de Mañana.

Si ya les dieron ganas de saber de que trata y cuál es la misteriosa historia que nos atrapa desde el inicio, léanlo, de verdad, no duele, al contrario. Ahora que si mi reseña no logró interesarlos ni tantito, bueno, esa es la razón por la que yo no escribo novelas, pero ustedes lean Todas las Fiestas de Mañana, ¿estamos?... Bien.

Mi copia autografiada por el autor y la suya no, tssss

“Se debe tener amigos hasta en el infierno…”