Juro que no la recuerdo

Tarde de lunes, viajo en camión (transporte colectivo) al centro de la ciudad, mis pensamientos enfocados en algún tema absurdo y la mirada perdida hacia la banqueta. El transporte se detiene y una mujer sube a él obteniendo toda mi atención. Delgada, alta, güera, ojos claros, pantalón rojo ajustado y blusa negra escotada (y qué bonito escote por Dios). Comienza a caminar hacia el fondo del camión mientras la miro de reojo. Sorpresivamente y a pesar de haber varios lugares vacíos, ocupa el asiento contiguo al mío. Yo sólo me pregunto si se ve de mi edad, si le hablo, si será mamona, si será soltera, etc.

- Oye, tú eres Jorge, ¿verdad? –interrumpe mis divagaciones de manera sorpresiva.
-Ahhhhhh chinga, no mames, una vieja guapa, sexy que se sabe tu nombre y tú, ¿no sabes quién es?, ¡¡¿qué carazos está mal contigo?!!, piensa, piensa, de la primaria… no, secundaria… no, preparatoria menos, es muy reciente, ¿alguna fiesta?, tampoco. Entonces... ¿dónde?, ¡diablos!, soy idiota, ¿cómo pude haberme olvidado de ella? Ehhh, sí, tú eresss…
- ¿No te acuerdas de mí?
- Maldita sea ¡NO!, y no me lo puedo creer, ¡no me acuerdo de ti y no me lo puedo creer!, debo tener problemas mentales para no recordar a alguien como tú. Ehhhh, no.
- Soy Mónica.
- ¡No mames es Mónica! Ahhh, Mónica, claro que me acuerdo de ti.

Mónica, como olvidar aquella noche en la sala de TV de su casa, nuestros padres abajo y nuestros hermanos menores jugando a unos metros de nosotros…